En la década de 1980, las ONG introdujeron las microfinanzas en Nicaragua. Otorgaron préstamos grupales con considerable indulgencia con respecto al reembolso. Mientras que esto permitió que las microfinanzas se generalizaran como un poderoso impulsor del emprendimiento a pequeña escala, la clemencia afectó los pagos, causando que los prestamistas, y todas las demás partes involucradas, perdieran millones, amenazando con desacreditar a la industria de las microfinanzas.
Nitlapan (un instituto de la Universidad Centroamericana en la capital de Nicaragua, Managua) examinó mejor el mercado. Analizó las necesidades y capacidades de los clientes, y puso el sistema al revés. A través de FDL, Nitlapan fue instrumental en el cambio a préstamos individuales, dependiente de las garantías de familiares y amigos y con sanciones muy estrictas por incumplimiento. El sistema demostró ser exitoso, con altas tasas de pago, fortaleciendo a los empresarios nicaragüenses como resultado.